El pasado 1 de abril se cumplieron 75 años del final de la guerra civil y la derrota de la República a manos fascistas. Conmemorando a todos los que dieron su vida para evitar el avance del fascismo y a todos los que sufrieron los horrores de 40 años de dictadura publicamos el siguiente folleto, El triunfo de la dictadura franquista. En defensa de la Memoria Histórica, escrito por Juanjo López en 2.011:
El triunfo de la dictadura franquista
En defensa de la Memoria Histórica
I. La derrota
“La última vez que vio hermosa a su madre fue con
ese vestido. Estaban las dos en Alicante, en el puerto, esperando un barco que
nunca llegó. Paulino las había llevado hasta allí. Paulino y un camarada suyo
que tenía las manos muy grandes las llevaron una noche desde Valencia, y se
marcharon convencidos de que las dejaban en lugar seguro. Doña Martina tejía
unos guantes de lana para entretener la espera y Elvira la miraba embelesada
porque hacía mucho tiempo que no la veía tan guapa. Se había engalanado para el
viaje con su mejor vestido recién planchado, un abrigo de terciopelo negro y un
sombrero de media luna a juego, un casquete pequeño, casi diminuto, que le
cubría escasamente la mitad delantera de la cabeza y resaltaba el color de sus
ojos, el color del mar. Elvira no había vuelto a acordarse de aquel sombrero;
ella se lo había probado muchas veces, cuando jugaba a ser mayor frente al
espejo del ropero subida en los zapatos más altos de su madre. No sabe Elvira
cuántos días pasaron en el muelle, sentadas las dos sobre la maleta. No sabe
cuántas noches. El vestido de su madre olía a lavanda cuando se recostaba en su
regazo para dormir. Su aroma la acompañó durante sus sueños y la envolvió la
mañana en la que comenzaron a oírse los gritos. Hasta entonces, la espera había
sido tranquila. Los millares de personas que se congregaron en el puerto
aguardaban esperanzados los buques para su evacuación y, a pesar de la
incomodidad por la falta de espacio y de las dificultades para conseguir
comida, los ánimos no decaían. Los mensajes del cónsul francés, emitidos a
través de un altavoz desde una tribuna improvisada, tranquilizaban la espera y
mantenían la moral, asegurando la intervención de la Sociedad de Naciones,
cuyos planes de evacuación controlada estaban en marcha.